Intereses Generales
Miguel Grau
En el XXX aniversario del combate de Angamos
Miguel Grau
En el XXX aniversario del combate de Angamos
El combate de Angamos, fue la consigna del cumplimiento del deber que los esforzados tripulantes del monitor “Huascar” demostraron al mundo y á la Republica el 8 de Octubre de 1879. El secreto de la dolorosa cuanto infausta jornada de Angamos que no lo era para Grau que obedeciendo mandatos superiores no vaciló en sacrificar su vida que á sabiendas iba á darla cuando el 30 de septiembre de 1879 respondía al salir de Arica:
“Obedezco porque así lo impone mi deber; pero se que llevo al “Huascar” al sacrificio. Hiendo el “Huascar” su proa con rumbo al sur y … ” allá en las inmensas soledades del oceado se dieron cita el infortunio y la gloria” – como dijo elocuentemente monseñor Roca – el “Huascar” que personificaba al Perú entero salva el honor naval-militar con los albores del 8 de Octubre de 1879. Grau y sus esforzados compañeros debían morir y murieron, enseñando a morir por la Patria. Pero Grau quiere legar para honor de la marina, asombro de su enemigo y admiración mundial la sublimidad del heroísmo peruano y al comandante de la corbeta “Unión” le ordena espartanicamente:
“Sabe ud. su buque que yo puedo aquí cumpliendo mi deber” y entra al combate en la enconchada rada de Angamos, pudiendo decir a sus enemigos, como los gladiadores romanos: “Salve Cesar, los que vamos a morir te saludan” y la titánica lucha comienza. El “Huascar” es uno solo; vomita destrucción y muerte; pero cae en la desigual contienda que jamás han visto las tranquilas aguas del océano pacifico.
Descrito esta el combate con todos sus sangrientos episodios, en las páginas de la historia, poetas de patrióticos sentimientos y estro viril, lo han contado en sombros versos, artistas insignes inspirados en el heroísmo y la gloria del vencido lo han commerado en magnificas obra de arte.
Después de aquel funesto combate y perdido el “Huascar” sin capitular ni rendirse obtuvo Grau por propios, extranjeros, y por los enemigos á quienes combatió con hidalguía y nobleza el respeto y admiración de su heroico sacrificio.
Hoy es el XXX aniversario de la apoteosis del sin igual combate naval de Angamos, que como la guerra á que fue arrastrada el Perú mereció á sus provocadores el patriótico estigma del vate nacional C. A. Salaverry cuando execrándolos dice á la marina y el ejercito nacional.
“Vencidos ó vencedores en la palestra
De ellos será el baldón, la gloria es nuestra”.
El “Huascar”, débil esquife, combate contra acorazados y “capitular ni rendirse”, solo es tomado por sus enemigos convertido en cementerio flotante. Sus adversarios atónitos se consternan. Alla en los regiones de la gloria, las trompetas de la fama saludan al heroico barco entonando con perduración eterna:
“Huascar Huascar que de héroes eres tumba
El eco de tu cañón aun retumba”.
Gran encarnación de la hidalguía, perdona al débizil con enhiesta magnanimidad, arrancando su nobleza las armonías al poeta que extasiado le dice:
“Alma de acero, corazón de niño
Batio una escuadra, perdono al cousiño”.
Grau y sus compañeros, mártires ante el deber, por el honor de las armas peruanos entregan su alma a la inmortalidad y sus hechos á la historia. La poesía deifica, este heroísmo, entonando su salutación patriótica:
“Quiso darle á su patria una victoria,
Y Dios, por darle más, le dio la gloria”.
El Perú no olvida de Grau su heroísmo, medita en el pasado y cuando el dolor y el tiempo han hecho su obra, ve el presente el camino que le indica su diestra en la estatua que el pueblo del Callao ha elevado á su memoria y que exterioriza el “honor al valor desgraciado”.
Isabel García y Rios.
Nota: Los tres últimos pareados son del poeta nacional
P. Paz Soldan y Unanue
(El Comercio. Edición de la Mañana
Viernes Octubre 8 de 1909)
“Obedezco porque así lo impone mi deber; pero se que llevo al “Huascar” al sacrificio. Hiendo el “Huascar” su proa con rumbo al sur y … ” allá en las inmensas soledades del oceado se dieron cita el infortunio y la gloria” – como dijo elocuentemente monseñor Roca – el “Huascar” que personificaba al Perú entero salva el honor naval-militar con los albores del 8 de Octubre de 1879. Grau y sus esforzados compañeros debían morir y murieron, enseñando a morir por la Patria. Pero Grau quiere legar para honor de la marina, asombro de su enemigo y admiración mundial la sublimidad del heroísmo peruano y al comandante de la corbeta “Unión” le ordena espartanicamente:
“Sabe ud. su buque que yo puedo aquí cumpliendo mi deber” y entra al combate en la enconchada rada de Angamos, pudiendo decir a sus enemigos, como los gladiadores romanos: “Salve Cesar, los que vamos a morir te saludan” y la titánica lucha comienza. El “Huascar” es uno solo; vomita destrucción y muerte; pero cae en la desigual contienda que jamás han visto las tranquilas aguas del océano pacifico.
Descrito esta el combate con todos sus sangrientos episodios, en las páginas de la historia, poetas de patrióticos sentimientos y estro viril, lo han contado en sombros versos, artistas insignes inspirados en el heroísmo y la gloria del vencido lo han commerado en magnificas obra de arte.
Después de aquel funesto combate y perdido el “Huascar” sin capitular ni rendirse obtuvo Grau por propios, extranjeros, y por los enemigos á quienes combatió con hidalguía y nobleza el respeto y admiración de su heroico sacrificio.
Hoy es el XXX aniversario de la apoteosis del sin igual combate naval de Angamos, que como la guerra á que fue arrastrada el Perú mereció á sus provocadores el patriótico estigma del vate nacional C. A. Salaverry cuando execrándolos dice á la marina y el ejercito nacional.
“Vencidos ó vencedores en la palestra
De ellos será el baldón, la gloria es nuestra”.
El “Huascar”, débil esquife, combate contra acorazados y “capitular ni rendirse”, solo es tomado por sus enemigos convertido en cementerio flotante. Sus adversarios atónitos se consternan. Alla en los regiones de la gloria, las trompetas de la fama saludan al heroico barco entonando con perduración eterna:
“Huascar Huascar que de héroes eres tumba
El eco de tu cañón aun retumba”.
Gran encarnación de la hidalguía, perdona al débizil con enhiesta magnanimidad, arrancando su nobleza las armonías al poeta que extasiado le dice:
“Alma de acero, corazón de niño
Batio una escuadra, perdono al cousiño”.
Grau y sus compañeros, mártires ante el deber, por el honor de las armas peruanos entregan su alma a la inmortalidad y sus hechos á la historia. La poesía deifica, este heroísmo, entonando su salutación patriótica:
“Quiso darle á su patria una victoria,
Y Dios, por darle más, le dio la gloria”.
El Perú no olvida de Grau su heroísmo, medita en el pasado y cuando el dolor y el tiempo han hecho su obra, ve el presente el camino que le indica su diestra en la estatua que el pueblo del Callao ha elevado á su memoria y que exterioriza el “honor al valor desgraciado”.
Isabel García y Rios.
Nota: Los tres últimos pareados son del poeta nacional
P. Paz Soldan y Unanue
(El Comercio. Edición de la Mañana
Viernes Octubre 8 de 1909)
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