Angamos, 8 de Octubre de 1879. Es la fecha clásica de la gran epopeya americana, que se consumara en los aguas de Angamos, en ese trafalgar de la América del Sur, en que el espíritu de Nelson animara en la materia de Miguel Grau, se entrelazaron el 21 de Octubre de 1805 y el 8 de Octubre de 1879; fechas gramosas que marcan una hermosa estela de grandeza, de ejemplo y abnegación; cuyas luminosas proyecciones de heroísmo han cruzado los espacios de ambos hemisferios, alrededor del meridiano ecuatorial y alumbrados por los rayos del resplandeciente sol de los incas, como el símbolo que marca la fraternidad á los marinos del viejo y del nuevo mundo.
“El Huascar”; débil y pequeño barco, que tuvo siempre la envidiable suerte de ser tripulado por hombres de honor, trazo su glorioso estela en las aguas del Pacifico, ondeando nuestra querida bicolor.
“El Huascar” probo en Angamos su incompetencia para la pelea, dada la antigüedad de sus construcción; pero, probo también, que el arroyo de sus tripulantes haría inmortal su legendaria memoria.
La sangre del esforzado, teniente Jorge Velarde, en Iquique, al regar la cubierta del “Huascar”, sirvió de proemio para legendaria historia de ese barco. Lista la nave, para venir al Callao á limpiar los fondos, recibió orden de Zarpar al Sur á sorprender á uno de los blindados chilenos, que habían de estar fondeados en Mejillones de Bolivia; para lo cual había llevado dos torpedos “Ley”. Pero, al llegar a Iquique, se ordenó el desembarque de estos probablemente, porque no surtieron buen efecto cuando se trató de volar al “abtao”, en Antofagasta, en la noche que se cubrió de gloria al teniente Fermín Diez Canseco, quien vestido y hasta con abrigo se lanzo al agua con gran peligro de su vida, para desviar el torpedo, que, sin duda, por una incorrección, viró sobre el buque, amenazando volarlo.
El primer de octubre de 1879, zarpaba de Arica el “Huascar”, con rumbo al Sur, en convoy con la corbeta “Unión”, amaneciendo el 2 frente a Mejillones y siguiendo la derrota, marcando Antofagasta a las 12, y no entrando en el primero por estas al puerto franco. A las 9 y media a.m. del 3 faltaron empaquetaduras de la maquina, motivando esto una pequeña detención; después se hizo ejercicio de gobierno y artillería, siguiendo al Sur.
Marcando huayco, entra el “Huascar” á la caleta Sarcos, donde apresó al bergantín “Coquimbo”, que por no tener sus papeles limpios, fue remitido al Callao, al mando de teniente Larrea, de la “Union” y del guardia marina Rivera, del “Huascar”; siguiendo rumbo a Coquimbo, conde el contralmirante Grau, supo por un vapor ingles, que la escuadra enemiga estaba al norte; inmediatamente hizo rumbo al Oeste, enmendándolo después al norte y navegando sin novedad hasta el 7, que paro la maquina antes de entrar á Antofagasta, para recibir carbón de la “Unión”.
Con una clara luna entro el gallardo monitor á Antofagasta á la una de la madrugada del 8 de Octubre; noche fatal que hizo flamear el pendón chileno desde el Loa hasta Tumbes.
Después de registrar la bahía, navegando muy despacio y no encontrando enemigos salio el “Huascar” á las 3 y 30 a.m. formando nuevamente convoy con la “Unión” que lo esperaba afuera, siguiendo derrota al Norte.
Poco rato después se desviaron tres luces á proa; haciendo rumbo sur oeste y al despejarse el horizonte lo enmendaron hacia el norte, dejando atrás á la primera división chilena, que era la que perseguía al “Huascar”. Cuando fue reconocido el “Blanco” y demás Buques, el capitán García y García, que comandaba la “Unión”, como comandante general de la segunda división, se dirigió al oeste, alejándose unos 7 ú 8 millas, como indicando el rumbo de Salvación. Pero el “Huascar” envuelto por la división del comandante La Torre y con escaso andar acepto combate.
A las 6 a.m. el vigía de cofa anuncio un humo a proa; subió el teniente Garezon y dijo, primero “vapor alemán y, en seguida, no el “Cochrane”, la segunda División.”
Antes de encontrar al “Cochrane” el comandante mando limpiar los tubos de la maquina y navegó despacio. El destino estaba en contra y cuanta precaución se tomo resulto contraria.
Siguió ya a toda maquina navegando siempre al norte y muy pegado a la costa.
Si el “Huascar” solo hubiera tenido al frente á Galvarino Riveros, hubiera rebasado punta Angamos; pero el comandante La Torre, que maniobro con inteligencia hizo rumbo a la punta indicada, en vez de enderezar la proa al “Huascar”; de tal manera que antes de darle caza, el “Monitor” se le darían a el, hasta juntarse, como sucedió, antes de llegar el Vértice del ángulo que formaban sus estelas.
Cuando el comandante Grau comprendió que el combate era ineludible mandó tocar zafarrancho de combate; el titán de Palacios-estaba de guardia.- La “Unión”, pegada al costado de estribos del “Huascar”, no recibió orden alguna y lo acompaño hasta de afianzar el pabellón.
Entonces el comandante Aguirre, segundo jefe del buque, hablo en ingles y en español á los que dotaban la torre de combate, repitiendo los palacios de Nelson en Trafalgar!
¡El inmortal Aguirre! Las ondas del pacifico siempre repercutirán su voz! …….
¡Palacios, en la torre, micrómetro en mano avisaba las distancias ….. 2,200 metros! Y la voz de fuego dada por el comandante Grau se dejó oír: la primera detonación fue secundada por un valiente de cañete, Pedro Unánue, Patron de la Chalupa del comandante, que de un tirón de la driza hizo desplegar con orgullo la bandera mas heroica que han visto las aguas del pacifico, bandera heroica que hecha trizas; no fue armada, a pesar de que solo, la impotencia nos privara de la victoria.
El “Cochrane” siguió sin bandera hasta hecho 6 disparos de la torre del monitor; mandando después una andamada, que paso por alto, al afianzar su pabellón.
La segunda había penetrado al sollado de la torre, los Pellisien habían perforado el blindaje, estallando dentro y matando á un guardia marina y cuatro marineros.
El “Blanco encalada” no había entrado todavía en combate; Galvarino Riveros había demorado la caza, esperando á la Torre.
Poco rato después, el alma de un martir de la Patria, destrozando su torre, voló á la mansión de los héroes. ¡Grau había muerto!
Aguirre recibe aviso y asume el mando. Los chilenos deben venerar la corredera del cañón de la izquierda de la torre del “Huascar”, donde cayo examine uno de los marinos mas bravos que ha surcado las aguas del Pacifico. El nombre de Aguirre debe ser esculpido en letras de oro….
Apenas tomó el mando el comandante Aguirre, el alférez, Ricardo Herrera, otro valiente oficial, le indicó, golpeando una mano con otra, que embistiera con el espolón; Aguirre se rió y mando forzar la maquina y poniendo toda la caña a babor, se fue el “Huascar” sobre el “Blanco”; pero sin gobierno, pasando tangente a el, que cerraron las puertas de su batería de babor.
En el combate de Angamos no hubo tiempo de guarnir la rueda de combate y que gobernando con los palanquines de las piezas de cubierta transmitíanse las voces de mando por el callejón de estribos; pues el otro estaba sirviendo de depósito. Naturalmente esta circunstancia agregada á la de recibir á cada instante multitud de proyectiles, que saltando los pernos hicieron caer las planchas de popa, malograron las intenciones de los bravos merinos de estrellas el “Huascar” contra uno de los blindados. El combate se generalizo de una manera tan terrible, que era casi imposible mantenerse de pie.
Carlos Tizón, el valiente guardia marina que estaba en la cofa, cartaba los “hombres de mañana”, de la Marsellesa, dando vuelta al manubrio de la ametralladora que estaba a su cargo; todos los oficiales y aún los médicos, se disputaron los puestos de mas peligro en ese grandioso día. Canseco, como un León, en cubierta, manejando los antiguos cañones de 40; Santillana disparando la pieza de la cara izquierda de la torre, casi exámine; mientras Meliton Rodríguez era destrozada al tomar una puntería con el cañón de la derecha. Cayo en titánica y homérica lucha Elías Aguirre; reemplazándolo Garezon, marino sin miedo, ese páez peruano que no retrocedía ante nada, cuando ya era imposible la lucha; las cigüeñas de la torre estaban interrumpidos, los cañones de cubierta hechos pedazos, la guarnición que tan heroicamente se había portado, no tenia ya ni jefes ni soldados; Ugarteche y Bustamante heridos. ¡Una hecatombe completa!
En los últimos momentos de combate, Garezón y Herrera, que se disputaban el mando: la bravura de canales, que dejo el estuche para convertirse en sirviente de pieza, ávara herido; Dominguito Valle Riestra, el guardia marina niño….todo era estéril!
¡Gloria y eterna gratitud guarda la Patria agradecida á la heroica dotación que tripuló el legendario monitor “Huascar!”
Angamos es la consumación de la gloria y la apoteosis de la grandeza. Solo los hombres que están empapados en los esplendorosos conceptos de la ciencia y de la humanidad, pueden realizar hechos de tanta magnitud; en que ni la esperanza de la vida, ofrecida por sus vencedores, ni la muerte con todos los horrores del martirio, pudieron sustraerlos de las glorias que debían conquistar para el honor de su bandera en tan desigual combate.
Maximiliano Otihuara
El Comercio. Edición de la mañana Viernes, Octubre 8 de 1909
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